Hoy que ya es domingo, lo veo un poco más en la distancia y quizás pueda ser más objetiva, me explico. El viernes fue la graduación de mi pequeñin, aunque la primeriiiiisima graduación, ya que acababa la escuela infantil o guardería, como queráis llamarlo. Me he dado cuenta estos días que no soy la única mama sensiblona que llevaba varios días llorando por las esquinas por que mi pequeño dejaba su "segundo hogar" durante los dos últimos años. Me he dado cuenta al leer varios blogs que sigo diariamente. Y también al entrar el viernes a recoger por última vez a mi peque. Yo intentando reprimir las lágrimas o por lo menos intentado que el menor número de gente se diera cuenta, cuando de repente veo a varias mamas a moco tendido. En ese momento comencé a no sentirme tan culpable. Si, me sentía algo culpable por llorar por cosas que realmente no tienen importancia, aunque todo lo que rodea a mis hijos es importante, pero bueno, hay que priorizar, no?
Sobre todo me hace sentir "mal" el que se separe de su mejor amigo, además no van a coincidir en el cole de mayores. No olvidaré nunca el beso y el abrazo que se dieron sin que ellos realmente lleguen a comprender por qué , dirían: "estas mamás están locas..."
También el que aún siendo tan pequeños, el colegio no es como la guardería. En esta última están muy protegidos, muy mimados... y mi niño es muy cariñoso y necesita esos mimos...pero bueno, espero, deseo y estoy segura que todo irá bien, y que se acostumbrará a su nueva etapa.
Por el medio tenemos el veranito, así que disfrutaremos lo más que podamos.
